DOCENTE MI MEJOR MAESTRO...
José Alberto Alberico La primera fue mi mamá porque recuerdo que a muy temprana edad me contaba cuentos.
En el Primario, en Tercer Grado, la Señorita Teresita Gaidolfi, joven, bonita, simpática, de buen humor, creo que me había enamorado de ella.
En el Secundario, María del Carmen Celaá de Cotugno (la Cotu). Justa, comprensiva, sabía explicar muy bien con una claridad conceptual meridiana. Además el Viejo Martínez, sin concesiones a la hora del estudio. Había que saber, no había otra.
En la Facultad, recuerdo a profesores apasionados por lo que sabían, verdaderos monstruos de la Literatura: Gaspar Pío del Corro (Literatura Argentina) Iber Verdugo y María Luisa Cresta de Leguizamón (Literatura Hispanoamericana), Magdalena Viramonte de Ávalos (Lingüística) entre tantos otros.
En otro ámbito, el Padre Horacio Saravia, quien con sus sermones nos abría el pensamiento y nos daba herramientas para pensar desde el Evangelio; con una oratoria privilegiada y la coherencia de sus palabras apasionadas me fue creando una estructura para interpretar abiertamente la realidad.
Silvana Speranza Durante los siete años de mi paso por la primaria recuerdo a la Srta. Tati. Cabe aclarar que fui a una escuela rural, por eso siempre fue ella y nadie más que ella. Siempre admiré a esa mujer que en un aula con 40 alumnos, todos de distintos grados, se las arreglaba de maravillas para que todos aprendiéramos. También preparaba la leche y, antes de regresar al pueblo limpiaba la escuela.
Los recuerdos que tengo de ella no perduran por el simple hecho de no haber tenido otra maestra sino que están en mí porque a lo largo de todos esos años contagió en mí su vocación. La observaba dando clases en la mesa de al lado, donde estaban los de segundo grado y la oía  más al fondo donde estaban los de séptimo, explicar un tema más difícil. Siempre la miraba hacer. Nunca vi una letra más bonita, me quedó la idea que todas las maestras escribirían así, como lo hacía ella.
De la escuela secundaria, me vienen a la memoria dos grandes profesoras. La profesora de Historia y Geografía, Margarita Cecchetti y la de Lengua, Estela de Sanguinetti. La Profesora Margarita no era más alta que yo, pero para mí era enorme. Creo que la veía así por los conocimientos que ella tenía. ¡Cuánto sabía! Y que bien lo transmitía. La profesora Estela tenía simpatía, conocimientos y corazón.
Laura Di Giuseppe La primera docente que me marcó mi carrera;  fue la seño Marta Boladeres; mi señorita del Jardín de Infantes. Fue una seño muy especial. Todo lo que hacía en el jardín lo hacía con mucho amor. Fue muy cariñosa no solo conmigo sino con todos sus alumnos. Nos enseñaba muchas canciones. Siempre le decía a mi mamá:  "Cuando sea grande quiero ser una seño como mi señorita Marta": Maestra jardinera.  Cuando llegó el momento de mis estudios terciarios; en Canals

Otra señorita que me marcó por el paso de la Escuela primaria fue la señorita "Chichí" Zamanillo de Cuarto grado.  Nos enseñaba jugando; nos trataba muy bien, nunca nos gritaba, siempre iba contenta a darnos clase. Además era muy organizada; siempre nos sorprendía con algo lindo. El día que se jubiló, lloré mucho porque la iba a extrañar. Cuando dejó de ir al colegio porque ya estaba jubilada; con un grupo de compañeros íbamos a su casa a visitarla.
También las seños de Septimo grado me marcaron. La seño Elsa que me daba Lengua y Sociales porque le gustaba el orden y el trabajar en silencio de una manera organizada; nos trataba muy bien Y la seño Nilda que me daba Matemática y Naturales, era muy recta, siempre parecía que estaba enojada.

Cuando fui grande, seguía con la idea de ser Maestra Jardinera y comencé a averiguar dónde estudiar cerca de mi pueblo, no estaba el profesorado para hacerlo pero sí el de Maestra de grado. Entonces decidí inscribirme y hacer la carrera. Fue una manera de cumplir con mi deseo; gracias a la seño Marta.
Natalia Toranzo Se vienen tantos recuerdos cuando uno debe pensar en la trayectoria  escolar, la nostalgia de ver el paso de los años... Mi primera maestra  de primaria fue la Seño Cristina, rubia, pelo ondulado, guardapolvo  largo. Lo que recuerdo de mi paso por este grado, fue la cantidad de  veces que me mandaba a la dirección, pobre maestra. Lo que pasaba es  que mis compañeras eran todas lloronas, lloraban porque les sacaba los  lápices de colores, yo tenía una caja de doce colores cortitos y ellas  con esas cajas de chapa de no sé cuántos colores.
En segundo grado la seño Mirta su boca torcida, otra seño que me  mandaba a la dirección.
tercer grado la seño Claudia, mala como ella sola, y eso que era un  chica joven pero que odiosa.
Cuarto grado la seño Mayda, señora grande de lentes, guardapolvo  marrón claro, una vez me hizo escribir dos renglones de la letra "S"  en cursiva, no me salía en trazo, y una vez me cambió la nota de  ortografía, me había sacado un sati y ella me puso un bueno... jajajaj.
La maestra de quinto no la recuerdo, creo que fue la misma de tercero.
las maestras de sexto y séptimo, la seño Susana, de lengua y la seño  Nenina de matemática, la de lengua odiosa, y la de matemática un amor!!
Ahora es el turno de hablar de mi directora, no recuerdo su nombre  pero ella siempre me consentía, me compartía manzanas verdes que las  sacaba del cajón de ese escritorio marrón, lleno de papeles.
Llegó el secundario, los tres primeros años feos, repetí primero y  tercero, pobre mi mamá lo que renegó conmigo.
Ivana Ortega En mi mente tengo a todos los docentes que he tenido a lo largo de mi vida y de todos recuerdo cosas buenas para imitar y otras que no.
La primera  docente que tuve en Jardín de Infantes y que recuerdo con cariño es la seño Susana, por su dulce voz y amor que mostraba a cada alumno.
En el Primario, recuerdo a mi seño de Primer Grado, Cachi Rullo, por su alegría y paciencia para enseñarnos. También a la señorita Margarita, de cuarto grado, muy recta con nosotros pero  con un corazón noble.
En el Secundario, destaco a docentes muy dedicados y preocupados por enseñar y transmitir su pasión por lo que estaban enseñando como las profes Galarza, Miriam Bratanich y Rosita Jurún.
Durante el Terciario me marcaron mucho mis profes de Prácticas, siempre al pie del cañón en esa etapa tan importante para mí, ayudando desde sus conocimientos y continuamente con una palabra de aliento para afrontar los obstáculos que se presentaban.
Vilma Albornoz Una de las maestras más significativas que tuvimos, junto a mis dos  hermanos, en los primeros años de vida fue mi mamá, que siempre nos  enseñó a luchar contra las adversidades de la vida, esforzándonos, y  dando lo mejor por lo que queremos. Con muy pocos estudios (Ya que en  aquella época los papás los llevaban cuando se iban a realizar  cosechas, perdiendo muchos días de clases) y con tan sólo algunos años  de la primaria, nos ayudaba a hacer las tareas, consultando a las  maestras cuando no entendía algo, incluso aprendió a dividir para  poder enseñarnos. De ella aprendí a respetar y a ser responsable  ¡Nunca nos mandó al colegio sin guardapolvo! A pesar de que en aquella  época no contaban con el lavarropas automático, ni el secarropas.
De mis maestros de Primaria guardo muy lindos recuerdos de todos, de  ellos rescato el cariño con que nos trataban, el empeño por lograr que  aprendiéramos y sobre todo aprendí a valorar los símbolos patrios, las  instituciones; me enseñaron a amar a la escuela “Sargento Cabral”  ¡Nunca se me hubiera ocurrido que me cambien de escuela, creo que si  mis papás me lo proponían me moría de tristeza! Mi mayor  agradecimiento para: Marta Alasia, Tere Soldini y María Luisa Cappanera.
De los profes del Secundario, no puedo dejar de mencionar a: La profe  de Matemáticas, María del Carmen Celaá, ella me contagió la pasión por  la matemática, su claridad al desarrollar cada tema,hacía que las  clases fueran muy placenteras. De María Clara Galarza, profe de  Historia, recuerdo como nos pintaba la historia de nuestro país  adornándola con algunas curiosidades de los personajes de cada época.  También no puedo olvidar a la profe de Contabilidad, la Maccarini, su  paciencia y constancia de repetirte una y mil veces las cosas ¡No  tenías necesidad de seguir estudiando sus materias en casa, con su  explicación bastaba!
Del Terciario, una de las profes que me quedó grabado fue Alicia  Fusetti, su pasión por la enseñanza de la Lengua, sus inolvidables  narraciones de cuentos y su sabiduría.
Considero que todas las personas que entran a nuestra vida nos enseñan  algo, está en nosotros tener la capacidad de vislumbrar lo que nos  puede ayudar de lo que no. Hoy, sigo nutriéndome de grandes maestros  como lo son mis compañeros y otras personas que me trasmiten su saber  y me dan las herramientas para enfrentar el día a día con los avances  de la tecnología.
Rosana Beltramino
Hubo muchos maestros que marcaron mi vida... pero los recuerdos mas  intensos son la señorita Alicia Depaoli       en el jardìn de infantes  me enseño a tratar con cariño, a ser ordenada, me impactaba siempre su  presencia... siempre impecable, del primario mi recuerdo es para la  señorita Margarita Scardili fue mi seño de primer y segundo grado: con  ella jugàbamos, cantàbamos, bailàbamos, decìamos poesìa no sòlo  aprendiamos sino que nos divertìamos mucho. Desde niña jugaba a la  "maestra" y desde ahì puse pasión por enseñar.
Patricia Mondaca En realidad no tengo en mis recuerdos sólo un maestro significativo,  sino muchos. De todos me quedó algo bueno y también "ese algo" que no  me gustaría repetir pero que, no deja de ser una enseñanza.
Primeramente se me viene a la memoria la señorita Nancy Marengo, en 4°  grado de la escuela Sargento Cabral. Rescato de ella su dulzura, su  tono de voz, esa sencillez tan particular y principalmente su forma de  hablarnos, de explicarnos de todas las maneras posibles algo que no se  entendía. También recuerdo con mucho cariño a la señorita Susana  Paleta, quién fue mi maestra en 6° y 7° grado. Ella se presentaba muy  correctamente, siempre bien arreglada y luciendo a la moda. Se vienen  a mi mente sus calzados, su forma de pararse frente al grupo, su forma  de dar la clase, tan recta pero a la vez tan buena. Siempre  conteniendo a sus alumnos, alentando, tratando de rescatar lo bueno de  cada uno. Creo que gracias a ella es que hoy en día me gusta tanto  Matemática, cuando nos enseñaba nos trasmitía tantas cosas que no sólo  eran meros contenidos sino aprendizajes propiamente dichos ¡Gran  docente!
En mi etapa secundaria en el IECA, quien logró que me atraiga la  materia Historia fue la sra. María del Carmen Cotugno. Ella la  explicaba de una forma tan real y con tanta pasión que era imposible  no sentirse atraído y con ganas de querer saber más. En realidad, en  esta etapa tengo para nombrar a muchísimos profesores que me han  marcado pero sólo la menciono a ella porque en mi caso, Historia NO es  una materia que me guste, entonces a modo de anécdota me queda su  recuerdo porque ella logró en mí realmente algo inimaginable.
Durante el cursado de mi carrera como docente, en el Instituto  Superior del Profesorado en Canals, me marcó mi profesora de  Prácticas, Sra. María Marta Skiba, ella me hizo repensar mi profesión.  Me alentó, me enseñó, me marcó, fue quién en forma clara me dijo cómo  debía ser, el porqué y el para qué de la carrera que había elegido.  Fue ella quién me guío y supo mostrarme que ser docente es una  cuestión de vocación, de compromiso y de respeto y "NO ALGO" que se  deba tomar a la ligera.
En la actualidad me marcan varios maestros/maestras, mis  compañeros/compañeras, con quienes comparto el día a día y de los  cuales sigo aprendiendo y de una u otra forma me van dejando una  enseñanza. Esto de ser docente es para toda la vida, un aprender  continuo y un desafío diario, donde se ponen en juego los saberes del  conjunto, porque de todos se puede seguir aprendiendo, tanto lo bueno  como lo no tan bueno pero que van dejando huellas a lo largo de  nuestra historia personal.
Soledad Cruceño Comienzo este escrito evocando en mi mente a muchas docentes que dejaron grabados en mis gratis recuerdos. Pero dos son las que sobresalen, la señorita Angelita y la señorita “Mulata”.
La primera, nunca esbozó una palabra con enojo, ni una mirada con soberbia, sino por el contrario endulzaba nuestros aprendizajes con su mirada, con sus gestos. En las horas libres, en los tiempos en donde las plantas se lucían con sus flores, ella nos sacaba al patio. Solía sentarse debajo del tan codiciado ombú, reliquia de la escuela Sarmiento. Desde allí, por arriba de sus anteojos, nos vigilaba, y yo como ya adoraba esas cosas de maestra, cuando me cansaba de jugar, iba a su lado, me sentaba y le ayudaba a ordenar los cuadernos de mis compañeros. Recuerdo el grafismo de sus excelentes y hasta sabía de memoria cuando se venía uno jajaj.
La segunda, me dio en sexto y séptimo grado, Lengua. Recuerdo que nos decía: hoy vamos a describir. Y yo me ponía “chocha”. Nos hacía mirar por la ventana. Y a partir de allí debíamos describir todo lo que veíamos y aplicar algunos recursos poéticos obviamente todos entrelazados y con sentido.
Una de mis clases favoritas fue cuando nos hizo recitar de memoria y con sentidas palabras “LA HIGUERA “de Juana De Ibarbourou. Ahí comprendí que cada palabra de ese poema, pesaba en la descripción. Y tomé de allí este ejemplo para escribir un poema, que aún lo recuerdo sobre el Benteveo, llamado vulgarmente “bicho feo” tan sólo escuchándolo cantar todas las mañana sobre la ventana de mi aula.
En fin, pesan en mí, estas historias que alguna que otra desafortunada. Y día a día, tomo lo mejor de ellas.
Silvia Fraccarolli En todas las etapas hubo maestros que dejaron sus influencias positivas. En jardín, la seño Alicia, en la escuela Sargento Cabral. Ella muy dulce en todo momento. En primaria, Remedios,  la seño María Rosa, que con tanto empeño enseñaba numeración con esas fichas redondas y verdes, siempre apostando a la superación de dificultades. La seño Ester en 7º, una gran persona, muy organizada recuerdo, siempre exigiendo un poco más con cariño y apostando a la superación, también la seño Tita, con su tranquilidad, paciencia y compromiso por enseñar.
En el secundario Rosita, tan dulce y comprensiva. La profe de Historia, una grande enseñando, siempre con un toque personal que despertaba en mí el entusiasmo y la curiosidad por la materia. En el terciario la profesora Ariola, de Filosofía, su carisma, su seriedad y a la vez el gran amor que le dedicaba a lo que enseñaba.
Ana Carrere No puede ser breve mi texto porque he pasado mi vida escolar atesorando buenos docentes,la seño Clides que con mucha paciencia y amor me enseñó a leer y escribir, la señorita Ana que durante un mes y medio concurrió a casa y sentada junto a mi cama- porque estaba enferma- repetía la clase que había dado a mis compañeros para que no me atrasara. La señorita Tita que me dejó muy en claro que todos podíamos "algo", que algún don nos diferenciaba del resto y nos hacía únicos, la seño Margarita que nos dejaba jugar a ser artistas en cualquier área...porque el arte está en todas partes. La profe Cotu que me hizo pasar del odio,al amor total por las Matemáticas. Rosita que me estimuló a escribir y hasta me dio clases extras de ortografía. Alicia,que entendía que a los 15 nada te atrapa fácilmente y nos hacía rapear o rocanrolear las tediosas lecciones de biología.

Ya en la Universidad, y en el terciario la lista creció ligada a la fascinación que me causó escuchar sobre los temas que elegí escuchar, con docentes que fueron éticamente impecables: presentación de programas y metas, coherentes entre lo dado, lo exigido y lo calificado.( Sandra, Susana, Viviana, Ana María, El profesor Boatier, Juan, Mónica y Alicia)

De todos me robé algo, pero no alcanzo la perfección de ninguno...
Adriana Rullo Mi mejor Profesora fue: Marta Sarich: por su facilidad de comunicación, su "don de palabra". Nos trataba con respeto y se hacía respetar, valoraba nuestros esfuerzos y nos comprendía. Su asignatura despertaba la curiosidad, facilitando la atención necesaria para el aprendizaje, fomentando así la comprensión a través de ejemplos reales y sus correspondientes comparaciones. Era accesible y agradable.
Yamila Dordoni Recuerdo a una profesora de Biología de mi segundo año del secundario, debido a que era muy cálida al enseñar y siempre me daba seguridad a mí como persona.Dialogaba mucho con sus alumnos y le interesaba la armonía en sus clases, era por este el motivo que prestarle atención era un placer.

    Además, me viene a la memoria las clases de Ética en el terciario, con la profesora "Maritza", quien daba muchísimo material, pero utilizaba estrategias muy divertidas, o armaba un clima agradable donde nos sentíamos como en casa.

    Por último, no voy a olvidar nunca a aquel maestro del primario, área lengua, al cual le quería agradar con un trabajo, debido a que la prolijidad no era mi fuerte y mis intenciones eran ser prolija para que a mi maestro le gustase. Pero al entregarlo, él me comentó que ya estaba en quinto grado como para andar usando tantos colores. Recuerdo que me marcó muchísimo ya que mi intensión fue todo lo contrario y en mi personalidad, lo que yo había realizado me había costado muchísimo y hasta me creí orgullosa de lo que había entregado. Pero terminó siendo un día triste.

     Mis mejores maestros dejaron marcado en mi, que una clase puede ser armoniosa, entretenida, cálida y que cuanto más presente y en confianza se esté con la otra persona, más se logra. La confianza que da el maestro significa todo.

      Y por otra parte, la palabra que se utiliza hacia un alumno, o su manera de expresarla, puede marcar de manera errónea a los educandos.
Patricia Girotti No fue difícil buscar referentes, apenas nos propusiste la actividad aparecieron rostros concretos.
De la escuela primaria, Teresita  Gaidolfi, señorita de tercer grado. Hermosa persona, sincera, muy agradable. Siempre atendía por igual a todo el grupo de alumnos, destacaba los logros con énfasis.
De la secundaria, María del Carmen  ´Celä. Perfecta, te transmitía el gusto por la matemática, clara, concisa, muy frontal.
Del terciario, en el profesorado de ciencias naturales, Mabel Gutlein, era muy joven, simple, amante de la biología. Cuando explicaba parecía que ibas viendo lo que ella contaba. Hasta llegó hacerme entrar con la imaginación en el interior de una célula. (Jajajaja ¿para tanto será?)
Del magisterio, una excelentísima profesora de lengua, Alicia Busseti, con ella disfruté de increíbles narraciones, hablaba en forma suave, sencilla para vestirse. La primera vez que rendí lengua me fue mal, la segunda saqué 10. La elegí para que entregue mi título de egresada. Sabía lengua, no era verso. LA VOLVERÍA A ELEGIR
Julieta Calandra Para empezar, puedo dejar de recordar a la Seño Moni Decca, fue la primera que me enseñó a compartir, con una sonrisa siempre nos ponía los límites y nos enseñó a convivir con otros...
Luego, cuando llegué al primario, la seño Lili con toda su ternura y paciencia nos enseñó a leer, escribir, sumar y restar, lo que más recuerdo de ella es que siempre tenía una canción, un dicho o una simple frase para que siguiéramos adelante sin pensar que uno era mejor que otro.
Cuando fui un poco más grande, ya en cuarto grado, conocí a la seño Leo (Leonilda) que me enseñó el valor de hacernos cargo de nuestras decisiones cuando me envió a la dirección por una travesura que había hecho con mis compañeros, en ese momento me enojé mucho con ella, pero un tiempo más tarde comprendí la lección.
Por último, recuerdo a la seño Cristina de séptimo grado, era una persona muy simpática, dulce y empática, siempre tenía la palabra justa cuando veía que estábamos por caer o nos queríamos dar por vencido.
Guillermo Garay Sin duda en lo que hace a la enseñanza musical un referente fue la señorita Élida Celaa por su pasión, amor, y entrega hacia la música. Supo transmitirme lo que sentía en cada momento.
Patricia Moggina
Silvia Guenier Mi recuerdo remota a una señorita llamada Susana Tifner , en 5º to, grado me daba Ciencias ,todas sus explicaciones eran como un cuento,su voz muy baja y dulce.
Años más tarde, en el secundario, una profesora llamada  Juana Wingeter, en su materia  Historia, la dictaba explicando en forma de narración o cuento dependiendo del tema.
Giovanna Movio Fueron muchos los docentes que tuve en las diferentes etapas de mi  vida. Pero recuerdo a mi Seño Mariela de la salita de 5. La recuerdo  porque tenía un vínculo muy especial con ella, algo que con las otras  seños no pude sentirlo. Era muy dulce conmigo y sentía confianza a su  lado. Es por eso que siempre la tengo presente.

En la escuela secundaria tuve desde primer grado a quinto  a la  señorita Cachi. Siempre la recuerdo porque fue ella la que  prácticamente me vio crecer y estoy agradecida por compartir tantos  momentos de mi niñez con ella. Era una persona que siempre se mantenía  positiva y defendía sus convicciones. Además, siempre contagiaba  alegría en todas sus clases y nos divertía con sus festejos y canciones.

Cuando comencé el segundo año de mi escuela secundaria tuve el agrado  de conocer al profesor José López. Lo que valoro de José es que era  una persona muy sincera y frontal con sus alumnos. Además, nunca  faltaba una cuota de humor en sus clases.

En el terciario tuve un equipo de docentes que se llevaban muy bien  entre ellos y eran muy compañeros uno con el otro. Siempre noté que  entre ellos se habían puesto de acuerdo en dar las materias que "eran  su fuerte".  Recuerdo a Nora, que daba clases  literatura. Era una  mujer muy organizada y muy exigente. Siempre transmitió su pasión por  la literatura inglesa.

La profesora Gaby P. nos daba clases de gramática inglesa. Era muy   demandante y  comprometida con su trabajo.  Pero el profesor que elegí  para que me entregue el diploma fue Federico, que daba fonética. Tenía  un humor muy particular y siempre divertía a sus alumnos enseñándoles  cómo articular los sonidos del idioma.

Estos fueron algunos de los profesores que han dejado una huella en mí.
Carolina Falcone
Fiamma Chiadini MI MEJOR MAESTRA..  Estela Merlo, mi señorita de música de toda la primaria, quien siempre mas que maestra era un ángel.  Ella no era maestra era VOCACIÓN, ella amaba lo que hacia y se le notaba en el mínimo detalle. Sus clases mas allá de que su asignatura era atrapante y divertida, siempre enseño con AMOR y DEDICACIÓN. Era y es admirable, al menos para mi. Cuando paso al segundo ciclo, más allá de la estructura de la escuela, y en esos tiempos que no teníamos contra turnos, ella me permitió estar en sus clases como ayudante, viendo como daba clases, permitiendome ver como enseñaba a los cursos mas pequeños,me hacia participe de ella marcandole donde escribir a los niños que recién comenzaban primer grado , recuerdo con una cruz o simplemente alcanzándole materiales o borrando el pizarrín.. Y si bien su asignatura no era la que mas me fascinaba en cuanto contenidos, si fue la que me enseño el amor por la docencia, era admirable verla dar clases, siempre tan dulce, amorosa, con una sonrisa siempre en su rostro, transmitiendo luz. No la recuerdo mal humorada, enojada o desganada en sus clases, realmente era VOCACIÓN, amaba lo que hacia y era lo que mas me atrapaba de ella. Fue quien me hizo descubrir el mundo de la docencia, desde pequeña me marco sin saber con el paso del tiempo que rumbo iba a tomar, esperaba ansiosa los días que daba clases por la tarde, hacia los deberes rápido, y salia corriendo nuevamente para la escuela, me encantaba estar con ella y verla dar clases. Creo que nunca imagino, que tal vez para ella algo insignificante, le iba a dar tanto sentido a mi vida, y marcar mi futuro. Por eso creo que a veces sin importar que asignatura sea, si bien los alumnos no pueden ser los sobresalientes de nuestras clases, marcamos en la vida de ellos y dejamos huellas imborrables, y como si seño Estela podemos estar construyendo el futuro de ellos.

Despues docentes han sido muchos, pero nadie marco como ella lo hizo. Nunca vi a nadie amar la docencia y transmitir tanto en sus clases como ella lo hizo. Insisto ella no era maestra era VOCACIÓN..

PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN SITUADA
(PNFS)
Tercera Jornada - 03 - 05 - 2018